La fiebre: la alarma que enciende nuestras defensas
Cuando nuestro hijo tiene fiebre, es normal que nos invada la preocupación. Como padres, nuestra programación natural es protegerlos. Sin embargo, es importante recordar que la fiebre no siempre es un enemigo. Al contrario, es una señal de que el cuerpo está activando sus defensas. La fiebre es una respuesta fisiológica del organismo ante diversas […]
fiebre termometro

Cuando nuestro hijo tiene fiebre, es normal que nos invada la preocupación. Como padres, nuestra programación natural es protegerlos. Sin embargo, es importante recordar que la fiebre no siempre es un enemigo. Al contrario, es una señal de que el cuerpo está activando sus defensas.

La fiebre es una respuesta fisiológica del organismo ante diversas causas, tales como infecciones por virus y bacterias, o incluso inflamaciones asociadas a enfermedades como lupus, artritis reumatoidea o la enfermedad de Kawasaki. También puede aparecer tras una quemadura o una herida.

¿Qué es la fiebre y cómo funciona?

La temperatura corporal normal ronda los 98.6°F (37°C). Cuando se presenta fiebre, el cuerpo eleva la temperatura de manera controlada a través del hipotálamo, que actúa como el «termostato» del cerebro. Este aumento de temperatura crea un ambiente menos favorable para los microbios invasores, como virus y bacterias, dificultando su capacidad de multiplicarse.

Como parte de este proceso, el cuerpo puede experimentar escalofríos, ya que busca conservar el calor contrayendo los vasos sanguíneos de la piel y los músculos.

¿Por qué la fiebre es útil para el cuerpo?

La fiebre no solo es una señal de alarma, sino que también desempeña un papel fundamental en la defensa del organismo:

  • Desacelera el crecimiento de virus y bacterias: Las altas temperaturas dificultan la reproducción de patógenos, ayudando a limitar su expansión.
  • Activa el sistema inmunológico: La fiebre estimula la producción de citoquinas, proteínas mensajeras que movilizan las defensas del cuerpo y ayudan a producir anticuerpos, los soldados del sistema inmune entrenados para combatir infecciones.

¿Cómo tomar la temperatura en niños?

Es fundamental medir la temperatura de manera precisa. Estas son las formas recomendadas para tomar la fiebre en niños:

  • Rectal: Es el método más preciso, especialmente en bebés.
  • Timpánica (oído) y temporal (frente): También son confiables.
  • Oral (boca): Menos precisa, pero útil cuando no hay fiebre alta.
  • Axilar (bajo el brazo): El menos preciso, pero útil para evaluaciones rápidas.

¿Cuándo se considera fiebre?

  • Rectal, oído o frente: 100.4°F (38°C) o más.
  • Oral: 100°F (37.8°C) o más.
  • Axilar: 99°F (37.2°C) o más.

¿Cuándo debo buscar atención médica para la fiebre en niños?

Es crucial estar atentos a ciertos signos que indican que se necesita atención médica inmediata:

  • Menores de 3 meses: Cualquier fiebre debe ser evaluada por un médico de inmediato.
  • De 3 a 6 meses: Fiebre superior a 102.2°F (39°C) o si el niño está muy decaído.
  • Cualquier edad: Si la fiebre alcanza los 104°F (40°C).
  • Si el niño está muy irritable, somnoliento, tiene dificultad para respirar, mal aspecto general, o presenta erupciones que no desaparecen al presionar la piel.
  • Si la fiebre dura más de 24 horas o se acompaña de síntomas como tos persistente, dificultad para respirar o letargo.

¿Cuándo y cómo usar medicamentos para reducir la fiebre?

Si bien la fiebre es una respuesta natural del cuerpo, los medicamentos pueden ser necesarios para aliviar el malestar. Los analgésicos como acetaminofén o ibuprofeno pueden ser útiles cuando la fiebre supera los 100.4°F (38°C) en oído, frente o recto.

📝 Es importante recordar que no se recomienda «cortar» la fiebre inmediatamente al aparecer. En muchos casos, la fiebre es aliada del cuerpo, no su enemiga, y es fundamental permitir que el cuerpo lleve a cabo su proceso de defensa.

La fiebre: más que una señal de problema, una señal de solución

La fiebre es como una señal de humo: nos avisa que algo está ocurriendo en el cuerpo, pero también indica que el sistema inmune está en acción. Lo más importante es observar a tu hijo con atención, conocer los signos de alarma y confiar en las herramientas naturales de sanación del cuerpo.

La próxima vez que aparezca la fiebre, recuerda respirar profundo. Observa, acompaña, y si surgen dudas o señales preocupantes, no dudes en buscar orientación médica. Pero recuerda, en muchos casos, la fiebre no es el problema… es parte de la solución. 

Si quieres mi orientación, agenda una consulta conmigo aquí

DRA. DENISE RIVERA

Neumóloga pediátrica • Health Coach

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